Alimentación Saludable en Verano

Consejos para una Alimentación Saludable en Verano


Julio 2020

El verano es la estación favorita de muchos, una buena época para disfrutar y hacer planes, pero además puede ser un buen momento para mejorar nuestra alimentación. No necesitas hacer grandes cambios para conseguirlo, ni sacrificar tus días de descanso o momentos de ocio, sino analizar aquellos aspectos que crees poder mejorar. En este artículo se describen algunos de los puntos que más afectan a la calidad de la dieta y sobre los que fácilmente podemos actuar.

A pesar de que muchas veces encontramos en las vacaciones la excusa perfecta para descuidar nuestros hábitos, contrariamente, es cuando más fácil resulta comer de manera saludable. Algunas medidas como aprovechar los días con mayor tiempo libre para planificar qué comeremos y, consecuentemente, preparar la lista de la compra son herramientas útiles. Y recuerda hacer la compra sin hambre y ceñirte a la lista creada para evitar gastos extras, generar desperdicios y adquirir productos de menor calidad nutricional.

Además, en verano podemos crear planes y practicar actividad física para mantenernos activos y disfrutar con familiares y amigos. Resulta importante evitar aquellos momentos de aburrimiento en los que recurrimos al picoteo, manteniendo ciertas rutinas y, así, estipular el horario de cada toma para llegar sin esa hambre voraz que nos hará, en la mayoría de los casos, recurrir a opciones menos aconsejables y comer una cantidad mayor de lo que realmente necesitamos. Así, dejaremos a un lado el hambre emocional y comeremos con el fin de nutrirnos disfrutándolo.

¿Qué pasa si no tenemos tiempo suficiente? Esto tampoco tiene por qué ser una excusa, pues cada vez más mercados y supermercados ofrecen productos saludables listos para consumir, como el gazpacho, las ensaladas o una pieza de fruta.

Otro aspecto importante recae sobre la hidratación, perjudicada por el sudor y las altas temperaturas. Ante este problema, es recomendable aumentar el número de vasos de agua al día y consumir alimentos ricos en agua como las frutas y las verduras. Sin embargo, debe reducirse el consumo de bebidas y alimentos ultraprocesados, como refrescos y helados. Aunque son opciones frías y apetecibles, podemos dejarlos para ocasiones eventuales y promover un mayor consumo de helados caseros de fruta, infusiones, café con hielo, bebidas vegetales y sopas frías. De esta manera, obtendremos una mayor hidratación con un aporte menor de azúcares libres.

Al igual que estas opciones tan apetecibles para combatir el calor, podemos disfrutar de un buen rato en la cocina preparando recetas saludables, como puede ser una ensalada de garbanzos con aguacate o unas brochetas congeladas de plátano y coco.

Siguiendo estos pasos conseguiremos poco a poco mejorar nuestra alimentación y relación con la comida, con objetivos realistas, sin extremismos y manteniendo el estrés bajo control.

Adrián López Jiménez

Alejandra Rivera Torres

DNS del Sur, S.L.